Una alumna de 15 años propinó un puñetazo a su profesora en un Instituo de las Palmas de Gran Canaria.
En esta problemática situación dominada por los tranquilizantes y tratamientos psicológicos, la profesora solo contó con el apoyo de sus compañeros, no siendo apoyada por el equipo directivo, el cual la invitó a cambiar de centro.
Viendo la negativa del centro de mandar a la chica a otro centro (valga la redundancia), decidió dejar estos temas en manos de la justicia y consiguió una sentencia ejemplificadora de la que se siente satisfecha: un año de libertad vigilada para la chica, la obligación de someterse a un tratamiento psicológico y 9.000€ de indemnización que deberá entregar a la profesora agredida.
Es ejemplifadora por ser acusada la chica de un delito contra un funcionario público.